Canciones de amor, odio, celos, locura… canciones de mi.
Y es que a veces me pregunto cómo es que sabe tanto sin siquiera conocerme, cómo fue que se metió dentro de mi, sin haber cruzado palabra.
Y a veces me pregunto también, por qué me es tan difícil.
“Hoy volví cansado de hablar de mi.”
En búsqueda del yo desconocido, creo que es el título de un libro, de uno de tantos que no he leído nunca.
Mi papá me explico alguna vez que el yo se dividía en cuatro, creo que lo leyó en un libro, otro que no leí tampoco, el que conozco yo y los demás, el que sólo conozco yo, el que sólo conocen los demás, y el que no conoce nadie.
Nunca he descubierto algo del yo que sólo conocen los demás. Creo que son celosos con esa información. O quizá el celoso soy yo.
Y es que, ni siquiera cuando de verdad quiero, puedo.
¿Por qué me es tan difícil?
La nuvoletta dice que hay canciones para dedicar a alguien que quizá aún no conocemos. Yo digo que hay canciones para dedicarme a mi, aunque quizá aún no me conozca.
Parece que me conoce mejor él de lo que me conozco yo. O, parece que en realidad por eso es que me gusta tanto su música, quizá es un asunto de identificación, quizá es por esa canción. Quizá porque todo está ahí, pero nadie lo puede ver.
“Esta canción ya se escribió.” Lo malo es que nadie en realidad la escucho.
Será que él también nos quiere decir algo, pero no sabe cómo.
Será tal vez que sus intentos, aunque imprecisos, son realmente hermosos.
Quizá alguna vez el camuflaje deje de ser eficaz y por fin lo oculto se vea.