Porque siempre lo es.
Me platicaba
Nuvoletta, que nunca había visto a Cerati en vivo, cuando compramos los boletos para la gira del Fuerza Natural. Me impactó. Me comentaba que siempre lo había querido ver, sólo que no lo había hecho, por diversas razones.
Cuando Cerati es hospitalizado, sólo habían pasado unos días de haberlo visto. Pensé inmediatamente en esa conversación, pensé en la suerte tuvo Andrea de haber visto, al menos una vez en vivo al maestro.
Debo decir que no he cumplido por completo.
Ese día, al pensar en ello me dije a mi mismo que no debía desperdiciar oportunidades de ver a las bandas que me gustan en vivo. Y, en general, que no debía desperdiciar oportunidades, porque nunca sabremos cuando llegará otra.
Era lógico pensar que si te perdías a Cerati alguna vez, no pasaba nada, iba a regresar eventualmente.
Hace poco me perdí a White Lies, un poco por distracción y un poco por economía. Me arrepiento. Trato de consolarme a mi mismo diciéndome que regresarán, regresarán algún día. Trato de consolarme diciéndome que ya los vi en vivo. Sin embargo, me arrepiento.
Hoy hay muchos conciertos por venir, no tengo boleto para ninguno y sé que debo apurarme. Me estoy volviendo un poco aburrido y la verdad es que no me causa tanta ilusión ir a un concierto. Todo cambia una vez que estoy ahí, cuando estoy ahí me ilusiono, me emociono y salgo contento, pensando que hice bien en no perdérmelo, pensando que quiero ir a otro, pensando que es una gran actividad y que disfruto mucho.
Debo luchar contra mi yo amargado, ese que mientras pasan los días normales, no se ilusiona y piensa que conciertos hay mucho y que siempre habrá otra oportunidad. Debo luchar contra él, porque nunca estaré seguro, de si vendrá otra oportunidad, o no.